lunes, 28 de abril de 2008

Criticar es una terapia

::: Estoy muy indignada. Me he comprado unas botas 'de agua' rojas, un calzado que llevaba tiempo buscando y ... no me han durado ni dos días. ¡Son un asco! además de una timada. Por eso he decidido hacer una crítica en toda regla. De algo tiene que servir esto de ser periodista, ¿no?. Así informo al mundo y hago terapia gratis. Este mes sufriréis la consecuencia de que tenga un poco de tiempo libre, ¡se me ocurren cosas como estas!.

Mientras lo escribía me dolía menos el haberme gastado ese dinero y hasta me las he vuelto a poner, con sus defectos y su mala imagen ... para que las veáis todos y evitar que se extiendan. De paso me he informado sobre las wellies y su origen. Muy curioso, por cierto. Y es que siempre se puede mirar el lado bueno de las cosas.


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Botas de agua para días soleados


Artículo: Botas de Agua
Marca: Coolway
Modelo: Cool Wellies
Color: Rojo
Precio: 41,99 euros
Material: suela y puntera de goma, cuerpo de plástico por el exterior recubierto de una fina capa acharolada e interior de tela a rombos.


::: Las botas de agua inundan las calles de colores vivos, porque resulta que ahora eso es ‘fashion’. Este peculiar calzado de goma, se conocía en Inglaterra cariñosamente como wellies, y se hicieron famosas en Wellington, en el s.XIX, gracias a su duque, que fabricó unas botas de piel cuyo diseño fue tomado del modelo que llevaba la caballería alemana. A partir de ese momento empezaron a ganar aficionados entre las familias terratenientes, y más tarde se fabricaron de goma, y en todos los colores; azul, amarillo, verde...

Ahora ya no sólo se conforman con eso, sino que las sacan con tacón, cuña, estampadas, con flores, rombos, rayas, topos, de caña alta, baja… hay un sinfín de posibilidades. ¡Hasta Channel diseña estas botas!. Así es la moda. Pero no se confundan, no todas las botas de agua son para los días de lluvia. La marca de zapatos Coolway, aprovechando el boom de este tipo de calzado, lanza a la calle una línea de botines y botas aparentemente de agua, planas, de colores vivos, y a un precio relativamente asequible, pero que acaba resultando más que elevado.

Cual fue mi sorpresa cuando, tras comprarme unas de estas botas, de color rojo pasión, me dispongo a estrenarlas una tarde lluviosa. Su suela de goma resbalaba hasta el punto de tener que andar pisando fuerte e imitando a R2-D2 para no caerme. Su caña ancha hacía que todas las gotas entrasen sutilmente en la bota, humedeciendo mis calcetines y mis pies, y provocándome un malestar que no me dejaba desenvolverme con naturalidad. Además, la rigidez de sus materiales hacía que me arrepintiera a cada paso de su compra, porque se arrugaban y me pellizcaban el empeine y el tobillo.

Al llegar a casa, me las quité rápidamente y las observé. Estaban mojadas y desquebrajadas. ¡Estas katiuskas parece que tienen 6 años!. La capa de charol rojo que envuelve la bota es más fina que un folio y, al mojarse, se había agrietado formando unas rayas blancas que dejaban ver el fondo. Mi pequeña adquisición por ir a la moda había resultado todo un infierno. ¡Esas botas son rojas porque las ha creado el diablo!, me dije. El olor a humedad no desaparecía, así que tuve airearlas durante unos días, para volver a la calzarlas, eso sí, en un día soleado y con mucho cuidado. “Son botas de ciudad, no de agua”, me decían cuando las criticaba. Pero… ¿es que en las ciudades no llueve?.


Ahora ya sé lo que es ser una fashion victim.

miércoles, 23 de abril de 2008

Me gusta desvariar

::: Estoy investigando cosas nuevas. Lluís Amiguet -sí, el de la contra de la vangu-, nos ha enseñado la contracrónica, que cada uno la entiende a su manera, pero para mi es la filosofía de 'ves a un sitio y escribe de lo que te dé la gana, menos de lo que se haga, y además, desvaría'. Y así lo he hecho. Este mes es fase de experimentación, ya que el Indicador no da para mucho, voy sólo en el cierre, y además tengo muchas cosas que hacer de la universidad.

El hombre árbol es famoso por mi mención en la crónica. Le tengo mucho cariño -aunque no lo conozco-, porque me impactó su presencia, pero me he ensañado verbalmente con él (un poquito). Eso sí, de forma metafórica y buscando la sonrisa. Desde aquí le pido disculpas, por si no lo entiende, aunque dudo que llegue hasta aquí. A los demás, perdonad mi locura.

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Lo que hace el cambio climático ...


::: Mi visita a una partida de airsoft ha dado lugar al mayor descubrimiento de la historia: el hombre árbol. Impacta ver entre tanto militar perfectamente equipado, un hombre fornido vestido con un poncho de hojas, llamado Guillie. Resulta que los que acostumbran a llevar tan estrambótico atuendo son los francotiradores, encargados de eliminar a los miembros importantes del otro equipo, disparando desde un mínimo de 20 metros. Si ya lo decía yo, que la naturaleza se volvería contra nosotros… ¡Hasta los árboles están en guerra!

Mientras explicaban el guión, no podía parar de fijarme en él. Lo miraba, miraba a otro lado, lo volvía a mirar… pensé que si lo hacía se confundiría entre la maleza, pero ¡el hombre árbol está hecho todo un roble! tiene un buen fuste, con una curva algo acentuada –seguramente lo riegan con cerveza-, y su copa no es demasiado espesa, por lo que los rayos de sol se reflejaban en ella y brillaba, así que era fácil de identificar. Ya sólo podía esperar a que empezara la partida, a ver si se ponía el gorro y desaparecía, sin más.

Al formar los equipos, me aseguré de que el Guillie estaba en el mío, para poder seguirlo de cerca. Nos dirigimos a la base y el sol pegaba cada vez con más fuerza, tanto, que el hombre árbol empezó a hacer la fotosíntesis, y además era perfectamente consciente de ello, ¡hasta llevaba gafas de sol!. Estoy segura de que utilizó la energía de la luz para crecerse ante el enemigo, como un buen roble francotirador. Me fijé en sus hojas, me puse a contarlas y desistí, debía haber unas mil. Unas hojas acuminadas –que terminan en punta y disminuyen gradualmente- y dentadas, de tonos verdes, marrones, beige… pero ni estas últimas se caían, porque estaban perfectamente cosidas.

Me acerqué a él y comprobé su doble nacionalidad. Olía a tierra mojada, pero también a sudor. Ese Guillie ya tiene unas cuantas partidas, me dije. Al empezar la guerra, el hombre árbol se quedó cerca de la base, custodiándola, y no lo volví a ver… así que puede darse por satisfecho.
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>> Qué es el airsoft?

sábado, 19 de abril de 2008

Mi mundo es una crónica

::: Mi aventura como Indicadora ha cambiado de rumbo. Ya no estoy en la redacción horas y horas, ahora sólo colaboro puntualmente, por eso habrá menos notícias a partir de ahora, pero la Indicadora perdurará, con o sin Indicador de economía. La carrera se acaba y en junio me voy a Barcelona a hacer prácticas de televisión, y no tengo tiempo de nada. Pero hay que buscar un lugar para el ocio, y hace poco me descubrieron el mundo del airsoft.

Y os preguntaréis... ¿qué hace una pacífica como ésta en un campo de airsoft? pues divertirse, pero sobretodo captar sensaciones para después plasmarlas en el blog, que para eso hemos nacido en internet, ¿no?. He elegido la crónica para contaros mi experiencia, un género al que le he cogido mucho cariño y es que mi mundo y mis palabras siempre suenan a crónica. Nada más que decir. ¡Espero que os guste!


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¿La guerra puede ser un juego?



::: Me voy a la guerra. Sí, sí, como lo leen. Ya me he despedido de mi familia y amigos, me han deseado mucha suerte y hasta he escuchado algún que otro “a por ellos”, aunque sé que volveré sana y salva, por mucho que me maten una y otra vez. Hoy no seré corresponsal, ni si quiera un poquito periodista, hoy si me lo permiten seré una auténtica soldado.

Estoy nerviosa. He sido invitada a una partida de airsoft. Para los que no entiendan, -como yo hasta ahora- es un juego de estrategia y simulación de guerra, importado directamente de Japón. Pero no se asusten, es una actividad lúdica y deportiva que puede ser de ámbito competitivo o simplemente recreativo, como en esta ocasión. Para practicarlo, los jugadores utilizan réplicas de armas reales que lanzan pequeñas bolas de materiales biodegradables y van vestidos como militares. Yo voy de prestado. Mi equipación: la ropa de mili del soldado Holibu, secretario de la asociación de airsoft MAD, el mismo que me ha invitado a este gran evento. También me ha dejado una réplica, munición, gafas protectoras y todo lo necesario para jugar de manera segura y normativa. Eso sí, aún no sé dónde me he metido.

Son las nueve de la mañana y llegamos al campo de los Red Dragons en Moià, donde se va a desarrollar la partida. Hay mucha niebla y hace frío, pero a lo lejos visualizo una gran cantidad de coches, algo que supera mis expectativas. Aparcamos i nos preparamos. Miro alrededor y me estremezco. Unas 100 personas vestidas de soldado, en su mayoría hombres, cargando sus armas, poniéndose chalecos, botas, casco, comunicaciones, y todo el material habido y por haber. Los hay para todos los gustos: hay quien lleva camuflaje multicam (de color marrón y beige) o bien woodland (marrón y verde oscuro), quien se pinta la cara… ¡y hasta hay un tipo vestido de árbol! –no doy crédito-. Es curioso ver a un hombre robusto vestido con un poncho de hojas. Debo confesar que siento un poco de miedo, pero también una tremenda curiosidad.

Mientras me preparo, me dispongo a escuchar las conversaciones de los asistentes y no consigo entender nada; hablan de modelos de réplicas, “G-36, MP5, M60, AK-47, Type 89” y de la velocidad de disparo en ¿fps?, de comprar material por Internet, de videojuegos varios, de cómo será la partida… y bueno, algunos también hablan de sus vidas, porque en el fondo es un juego en el que se reúnen amigos con aficiones comunes. Recibo un disparo en la pierna, es el soldado Nebur, de los MAD, que prueba su nueva réplica con la novata de turno. No duele, así que me calmo. Podría describir el ambiente como friki, sí, esa es la palabra, es algo increíblemente friki, pero me tiene fascinada.

Los Red Dragons llaman a todos los asistentes a una zona del campo para explicar la partida. Se trata de una pequeña partida con guión, en la que hay dos bandos: Los amantes de la Drogaïna y los Fans de Paris Hilton. Los primeros son narcotraficantes y su objetivo es recuperar toda “la Droja del ColaCao” que un Poli Corrupto escondió antes de que se estrellara su avión y tirara paracaídas con las coordenadas de dónde está escondida. Los Fans de Paris Hilton –entre los que me incluyo, y no por voluntad propia-, son los clientes del Poli Corrupto que han ido a recuperar su mercancía.

Por tanto, dos bandos con el mismo objetivo. Antes de empezar la partida, nos dirigimos a pasar la crono (prueba del cronógrafo), para medir la velocidad de las réplicas, que en ningún caso pueden pasarse de fps, y según el modelo, el tope es distinto y también la distancia mínima de disparo. ¡Pum!, mi disparo no supera los 350 fps, tope máximo para un fusil, así que estoy preparada. No podré disparar a menos de 5 metros, podría dañar a alguien. Son las reglas. Me tranquiliza lo bien preparado que está todo, es como un ritual.

Cada bando tiene un color; nosotros somos azules, ellos rojos. Nos ponen una cinta en el brazo del color que toca, con fuerza, ¡casi me quedo sin brazo! y otra amarilla, la de la vida, que hay que quitarse si te matan, aunque no me importa, porque puedo regenerarme (eso me alivia). Por fin nos dirigimos a nuestra base, con el mapa del campo y sus coordenadas en la mano –no entiendo nada-. Por el camino me quedo increíblemente sorprendida con el atrezzo; paracaídas, bombas, inhibidores (que luego podremos coger y utilizar –o eso dicen-), trozos del avión supuestamente estrellado –es como una película-.

Lo que más me impactó: ¡ovejas muertas!. Demasiado real para mi gusto. ¿Las habrán matado ellos? -me pregunto- Espero que no. Una vez en la base, se planea la estrategia, nos dividimos y ¡empieza la batalla!. La expectación es máxima, no sé hacia donde mirar, cómo esconderme, me pesa el arma, sigo a mi grupo, oigo disparos, pero no sé de dónde vienen, ¡ni siquiera veo dónde caen las bolas que yo disparo!… en definitiva, un desastre.

Poco a poco voy haciéndome con el juego. Es todo tan real que siento miedo, excitación incluso… cuando notas que hay alguien cerca, esperas para disparar, no te mueves… disparas y ¡te escondes!. Es pura adrenalina. Si te matan, basta con decir “vale”, levantar los brazos e ir hacia la base, donde puedes regenerarte. Me matan muchas veces. Al principio no me importa, pero más tarde se convierte en algo personal, “no pueden matarme más y yo debo matar a alguien”, me digo. Me asusto cuando lo digo. Cuando por primera vez oí un “vale” de un enemigo, me sentí realizada. Ante todo, y pese a lo que se pueda creer, los soldados son humildes y honrados, al primer impacto, mueren, y si hay alguna duda, mueren también. Es fundamental para el buen desarrollo de la partida.

De repente, se para la partida. “Aviso a todos los soldados: ¡hay un cazador en la zona!” y él no dispara bolitas biodegradables precisamente… Consiguen hablar con él y explicarle lo que hacemos, aunque no me imagino su reacción al ver a un montón de militares armados. Se reanuda la partida: el cazador ya tiene historia para contar a sus nietos. Por los walkies vamos siguiendo los movimientos de los demás Fans de Paris y del enemigo. Están cada vez más cerca. Pueden ganar la partida y no estamos dispuestos a que eso pase. Un grupo de cinco personas decidimos hacer una incursión a la base enemiga. Nos escondemos tras los árboles, reptamos silenciosos e intentamos sorprenderles.

Uno de ellos aparece ante nosotros, todos le apuntamos y ocurre algo insólito, dice: “No disparéis, sólo iba a mear, ya estoy muerto”. ¡Esto no es serio!, y es que esto es un juego, no lo olviden. A penas podíamos seguir de la risa, pero aguantamos. Nos descubren, pero no nos ven a todos. Mis compañeros mueren y me quedo sola ante el peligro. Disparo cuando creen que ya no hay nadie, pero acaban matándome también. Son casi las dos del mediodía y no puedo con mi cuerpo ni mi alma. La réplica me pesa cada vez más, tengo que apoyarla en las rodillas, las gafas se me empañan y no veo bien, el hambre aprieta y ¡no sé ni quién tiene la Droja del ColaCao!.

Pronto la guerra se acaba. ¿Quién ha ganado? –os preguntaréis-. Eso no importa demasiado, ni siquiera lo sé. Diría que hemos ganado todos. Esa es la grandeza de librar la guerra en el airsoft, que gana la diversión. No hay nada de violento en esto, pese a todo. Una gran experiencia. Me siento friki, pero me gusta. ¿Repetimos?


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>> Foro Oficial de la partida
>> Fotos Oficiales del evento
>> Asociación de Airsoft MAD
>> Asociación de Airsoft Red Dragons
>> Normativa Airsoft Barcelona
>> Parodia de uno de los nuestros


sábado, 5 de abril de 2008

Un ejemplo a seguir

::: Una empresa spin out de la URV de nuevas tecnologías, I+D+I ... está claro que la he escogido yo, ¿no? -y eso que aún no había visto al director, un chico muy atractivo, por cierto- (pero no hay foto). La empresa se llama Simpple y ha crecido gracias a un grupo de jóvenes de la província. La verdad es que escuchando a David Ciudad, me entraron unas ganas de montar una empresa, eso sí, de comunicación ... innovadora, joven y con mucha ilusión.

Después de hablar durante una hora con él, tenía tantas cosas en la cabeza, tantos proyectos 'raros' e importantes que era incapaz de ponerme a escribir. ¿Qué pongo? no tengo tanto espacio como para hacerle un gran artículo, pero me lo dieron al final. Ciudad me envió un mail para darme las gracias por la entrevista y nuestro interés por su empresa, algo que le daría un poco de 'publi'. Esta publicación es así.
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'Queremos ser la primera
empresa de I+D+I de España'
Simpple investiga y desarrolla tecnologías para empresas

::: Esta spin out de la Universidad Rovira i Virgili, con tan sólo 30 jóvenes trabajadores, se ha convertido en un referente a nivel estatal y europeo. Pionera en la investigación y desarrollo de tecnologías, se ha encargado de grandes proyectos de multinacionales y también de otros para la administración pública. Su director, David Ciudad, de 28 años, considera que cubren un hueco que demanda el mercado.

La empresa Simpple se concentra en tres líneas de actividad muy punteras: el desarrollo de software, los estudios de medio ambiente y los proyectos o consultorías hacia la industria en general, especialmente la química. Esta empresa empezó su actividad en 2000 como Centro de Investigación de la URV. Pero desde hace cuatro años, actúa por libre como empresa privada, y no para de acumular en su currículum grandes proyectos. En 2007, facturó más de un millón de euros. Su valor añadido es precisamente eso, que está a medio camino entre un centro de investigación y una empresa.


Simpple cuenta con una plantilla de 30 trabajadores jóvenes, en su mayoría ingenieros superiores de diferentes ámbitos: química, informática, aeronáutica, física, medio ambiente, etc. licenciados aquí, en Tarragona. De estos, el 25 por ciento son doctores. Su mejor baza, por tanto, es el know-how de su capital humano, lo que les permite trabajar en proyectos muy diferentes, enfocados a sectores empresariales estratégicos o a la administración. En este sentido, Simpple ha trabajado con la Generalitat en el desarrollo de un buscador, parecido a google, pero restringido. Consiste en un software mucho más barato, con especificaciones tecnológicas y una política de software libre.

Uno de los proyectos que están teniendo más éxito en Simpple son los que tienen que ver con la consultoría fluidodinámica, sobretodo aplicada al a indústria química. Consiste en estuddiar como se comporta el aire. En este sentido, trabajan con el centro de investigación de empresas tan importantes como Repsol, Dow, Basf, Ube Chemical, etc. Y es precisamente con Repsol con quien tiene su proyecto más importante: una planta piloto que se ha inaugurado este año en El Morell. En ella trabajan diariamente 12 personas del equipo, para la innovación de productos derivados plásticos de poliolefinas.

· Pioneros
Simpple también desarrolla estudios de medio ambiente muy avanzados a su tiempo. El análisis del ciclo de vida, por ejemplo, un estudio para valorar el impacto ambiental que tienen los productos y cada uno de sus elementos. Su director cree que han sido pioneros porque «las consultoras ofrecen informes, pero nosotros ofrecemos herramientas». El problema es que en temas de medio ambiente, la legislación va un poco por detrás y la mayoría de empersas se ciñen a lo que pide la ley.


A nivel estatal, David Ciudad nos cuenta que los más concienciados con este tema son los vascos, concretamente la administración, con la que tienen proyectos en común. Proyectos dirigidos al ecodiseño, para la mejora ambiental de los productos. Y siguiendo con la variedad de actividades, Simpple ha desarrollado herramientas para el análisis de redes sociales. Estos servirán para mejorar la estructura de las empresas, al detectar sus problemas, algo muy nuevo y sobretodo, muy útil.

De cara al futuro, su objetivo es desarrollar tecnologías y productos de valor añadido que se puedan repetir en el tiempo y que no necesiten de tanto personal. Aunque a finales de aoñ, esperan incorporar cuatro trabajadores más. «Queremos ser la primera empresa de I+D+I de España, además de una consultoría», afirma David Ciudad. «Algunas empresas hacen desarrollo e innovación, pero investigación no, y es ahí donde entraremos nosotros».

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>> Web de Simpple